dimarts, 12 de febrer del 2008


12 de febrero de 2008

Miras por la ventana.. observas a la gente pasar.. te hace gracia ese de colorines, y aquellos niños que juegan en el parque, aquella madre que pasa corriendo a recoger a su hija y ese hombre que nunca sabes en que piensa ni qué hace ni a dónde va...

Y piensas en él, cierras la ventana, porque hoy hace frío y parece que empezará a llover en seguida... y piensas en esa persona... y te viene a la mente esa otra que te tiene pensando en él todo el día... a todas horas... y sonríes, porque te sientes estúpida, y vuelves a sonreír, porque te vuelves a sentir estúpida al sonreír por eso, y de pronto paras ese cúmulo de sensaciones y piensas... "que tonta soy".

Pero al fin y al cabo... te hace gracia, te sientes como esa niña que corre detrás de su madre con su muñeca inseparable en un brazo y el bocadillo de la merienda en el otro, mientras intenta recoger el zumo que se le ha caído del suelo, y de pronto se gira la madre, con tanta paciencia y una sonrisa impecable, recoge el zumo, le aguanta la muñeca, la coje de la mano, y se la lleva caminando y hablando con ella sobre lo que ha hecho hoy... y te sientes afortunada de ser como esa niña...

Luego piensas que ella no tiene problemas, y que yo sí, pero te vuelves a reír, porque en el fondo continúas siendo aquella niñita, que llora por todo lo que le ocurre a ella, sin pensar en que quizá su madre tenga demasiadas cosas como para preocuparse por cogerle el zumo y la muñeca. Pero así son las madres, o algunas, comprensivas y amables, dispuestas a ofrecer una sonrisa aún cuando no la hay...

No sé a qué viene esto, supongo que hoy estoy contenta, porque últimamente me estoy quitando un poco de estrés de encima... o quién sabe, quizá la barita mágica que me rozó ayer, allá hecho algo!